Que es un pensamiento comun

Que es un pensamiento comun

El concepto de pensamiento común hace referencia a una forma de razonamiento que se basa en lo que la mayoría de las personas consideran obvio, lógico o aceptable. Es una manera de pensar que se desarrolla en el seno de la sociedad, influenciada por las normas culturales, los valores compartidos y la experiencia diaria. Este tipo de pensamiento no siempre se sustenta en la profundidad filosófica o en la crítica rigurosa, sino que busca una comprensión simplificada de la realidad. En este artículo exploraremos en detalle qué significa un pensamiento común, su origen, ejemplos, y cómo influye en nuestro día a día.

¿Qué es un pensamiento común?

Un pensamiento común es una forma de razonamiento que se basa en ideas ampliamente aceptadas por la sociedad. No se trata necesariamente de algo incorrecto, pero sí de una manera de ver el mundo que no implica reflexión crítica o análisis profundo. Este tipo de pensamiento puede estar presente en expresiones como todo el mundo lo hace, así es como siempre se ha hecho o esto es lo normal. En muchos casos, el pensamiento común se transmite de forma oral, a través de la cultura popular o por medio de tradiciones.

Un dato interesante es que el filósofo francés Michel de Certeau fue uno de los primeros en destacar el pensamiento común como un fenómeno cultural. En su libro *La invención del cotidiano*, analiza cómo los ciudadanos, al actuar de manera rutinaria, generan un tipo de sabiduría práctica que, aunque no está formalmente reconocida, es fundamental para la vida en sociedad.

Además, el pensamiento común no solo se basa en lo que se dice, sino también en lo que se hace. Por ejemplo, pensar que lo importante es llegar primero puede ser un pensamiento común en una sociedad que valora el éxito competitivo. Este tipo de ideas no necesariamente se sustentan en una reflexión filosófica, sino en la observación de lo que sucede a nuestro alrededor.

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Cómo el pensamiento común influye en nuestra toma de decisiones

El pensamiento común actúa como una brújula informal en nuestras decisiones cotidianas. Cuando enfrentamos una situación nueva, solemos recurrir a lo que todo el mundo hace o cree. Esto puede ser útil en contextos donde no hay tiempo para una evaluación exhaustiva, pero también puede llevarnos a tomar decisiones que no son óptimas o que refuerzan estereotipos.

Por ejemplo, muchas personas asumen que lo más caro es lo mejor sin cuestionar si realmente hay una correlación entre precio y calidad. Este tipo de creencias, aunque no están respaldadas por evidencia, siguen siendo ampliamente aceptadas por la sociedad.

Otro caso es la idea de que si no te ves cansado, no estás trabajando lo suficiente. Esta creencia común puede llevar a personas a sobreexigirse o, por el contrario, a no valorar su propio esfuerzo. La influencia del pensamiento común es tan profunda que, muchas veces, ni siquiera nos damos cuenta de que lo estamos aplicando.

El pensamiento común y sus efectos en la educación

En el ámbito educativo, el pensamiento común también desempeña un papel importante. Se suele creer que el que más estudia, más aprende, ignorando que la calidad del estudio es tan importante como la cantidad. Además, la idea de que si no eres bueno en matemáticas desde pequeño, nunca lo serás es otro ejemplo de pensamiento común que puede limitar el potencial de los estudiantes.

Estos tipos de creencias no solo afectan a los estudiantes, sino también a los profesores, que a veces se guían por lo que todo el mundo sabe sobre cómo enseñar o cómo los alumnos deben comportarse. El pensamiento común en la educación puede reforzar patrones de enseñanza ineficaces y perpetuar desigualdades.

Por otro lado, en muchos sistemas educativos, el pensamiento común también se utiliza como herramienta de control. Las normas escolares, por ejemplo, suelen basarse en lo que se considera correcto o aceptable, sin cuestionar si esos estándares realmente benefician a todos los estudiantes.

Ejemplos de pensamiento común en la vida cotidiana

El pensamiento común está presente en múltiples aspectos de la vida diaria. Por ejemplo, muchas personas asumen que lo que no se ve, no existe, lo cual puede llevar a ignorar problemas estructurales en la sociedad. Otro ejemplo es pensar que si algo funciona para ti, funciona para todos, una creencia que puede llevar a generalizaciones peligrosas.

También es común escuchar frases como lo que no se ha hecho nunca, no se debe hacer, lo cual puede inhibir la creatividad y el cambio. En el ámbito laboral, la creencia de que lo único que importa es el resultado puede llevar a ignorar los métodos éticos o sostenibles que se usan para alcanzarlo.

En la salud, el pensamiento común también tiene su lugar. Por ejemplo, la idea de que lo natural es mejor que lo artificial puede llevar a rechazar tratamientos médicos efectivos por no ser naturales. Estos ejemplos muestran cómo el pensamiento común, aunque útil en ciertos contextos, también puede ser limitante.

El concepto de pensamiento común en la filosofía

Desde una perspectiva filosófica, el pensamiento común ha sido objeto de estudio por muchos pensadores. En la antigüedad, Aristóteles hablaba de la *doxa*, que se refería a las opiniones comunes o corrientes, en contraste con la *episteme*, que era el conocimiento verdadero. Para Aristóteles, el pensamiento común era una base útil para comenzar a reflexionar, pero no suficiente por sí mismo.

En la modernidad, pensadores como Henri Bergson destacaron la importancia de superar el pensamiento común para alcanzar una verdadera comprensión de la realidad. Bergson argumentaba que el pensamiento común se basa en categorías fijas que no reflejan la complejidad del mundo. Por su parte, el filósofo francés Louis Althusser veía al pensamiento común como una forma de ideología que mantiene el statu quo sin ser cuestionado.

Hoy en día, en la filosofía crítica, se sigue debatiendo sobre el papel del pensamiento común. Algunos lo ven como una herramienta útil para la convivencia social, mientras que otros lo consideran un obstáculo para el progreso intelectual.

10 ejemplos de pensamientos comunes en la cultura popular

  • El dinero no trae la felicidad – Aunque hay evidencia de que cierto nivel de ingreso sí mejora la calidad de vida.
  • Si no te ves cansado, no estás trabajando lo suficiente – Una creencia que puede llevar a la sobreexigencia.
  • Lo que no se ve, no existe – Ignora problemas invisibles pero reales, como el estrés o la contaminación.
  • Si algo funciona para ti, funciona para todos – Generalizaciones peligrosas que pueden llevar a errores.
  • Lo natural es mejor que lo artificial – Puede llevar a rechazar avances científicos.
  • El que más estudia, más aprende – Ignora la importancia de la calidad del aprendizaje.
  • Si algo no se ha hecho antes, no se debe hacer – Restringe la creatividad.
  • Lo único que importa es el resultado – Ignora los métodos éticos.
  • Las emociones no deben interferir en la toma de decisiones – Ignora la importancia de la empatía.
  • Las personas solteras son menos felices que las casadas – Una creencia que no está respaldada por datos.

El pensamiento común y la sociedad actual

En la sociedad moderna, el pensamiento común actúa como un filtro a través del cual interpretamos la realidad. En la era digital, donde la información se comparte a velocidad vertiginosa, el pensamiento común puede volverse viral, convirtiéndose en una herramienta poderosa para moldear opiniones. Plataformas sociales como Twitter o Facebook refuerzan ciertos pensamientos comunes al mostrar contenido que ya es popular, en lugar de contenido diverso o crítico.

Otra característica del pensamiento común en la sociedad actual es su capacidad para justificar desigualdades. Frases como el que no quiere trabajar, no lo hace o todo el mundo tiene la misma oportunidad son ejemplos de pensamientos comunes que ignoran las estructuras de poder y las desigualdades sistémicas.

En este contexto, es fundamental cuestionar el pensamiento común y reflexionar sobre qué está detrás de cada afirmación que aceptamos como verdad. Solo así podremos construir una sociedad más justa y crítica.

¿Para qué sirve el pensamiento común?

El pensamiento común sirve como un sistema de guía para la vida cotidiana. Nos permite tomar decisiones rápidas sin necesidad de detenernos a analizar cada situación con profundidad. Por ejemplo, cuando decidimos qué ropa ponernos, qué comer, o cómo comportarnos en un entorno social, solemos recurrir a lo que todo el mundo hace.

También puede servir como una forma de cohesión social, ya que compartir ciertos pensamientos comunes facilita la comunicación y la convivencia. Sin embargo, su utilidad tiene un límite. Si no somos capaces de cuestionarlo, el pensamiento común puede volverse una prisión intelectual que nos impide pensar de manera original o crítica.

Un buen ejemplo de su utilidad es en situaciones de emergencia, donde no hay tiempo para reflexionar. En esos casos, el pensamiento común puede salvar vidas, como cuando alguien actúa de inmediato en una emergencia médica sin esperar a recibir instrucciones detalladas.

El pensamiento popular y su relación con el pensamiento común

El pensamiento popular es una expresión más amplia que el pensamiento común, y abarca las creencias, prácticas y expresiones culturales que se transmiten de generación en generación. Mientras que el pensamiento común se refiere a lo que la mayoría acepta como cierto en un momento dado, el pensamiento popular incluye tradiciones, costumbres y saberes acumulados a lo largo del tiempo.

Por ejemplo, el pensamiento popular en muchas culturas incluye remedios caseros, supersticiones o formas de resolver conflictos. Aunque algunos de estos elementos pueden ser considerados pensamientos comunes, otros son más arraigados en la cultura y tienen una base más simbólica o ritualística.

En este sentido, el pensamiento común puede ser visto como una expresión del pensamiento popular en contextos contemporáneos. Ambos reflejan cómo las personas interpretan el mundo, pero el pensamiento común es más efímero, mientras que el pensamiento popular tiene una continuidad histórica.

El pensamiento común y la toma de decisiones en grupo

En contextos de toma de decisiones grupales, el pensamiento común puede tener un impacto significativo. Cuando un grupo de personas comparte ciertos prejuicios o creencias, tiende a reforzarlas entre sí, lo que puede llevar a decisiones no óptimas. Este fenómeno es conocido como pensamiento de grupo y fue estudiado por Irving Janis en los años 70.

Un ejemplo clásico es el caso del ataque a Irak en 2003. Janis señaló que el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, al actuar bajo presión y sin cuestionar ciertos supuestos, llegó a una decisión basada en un pensamiento común no validado por evidencia.

Por otro lado, el pensamiento común también puede facilitar la cohesión en un grupo. En situaciones donde es necesario actuar rápidamente, como en un equipo de rescate, recurrir a lo que todo el mundo sabe puede ser más eficiente que debatir cada acción.

El significado del pensamiento común en la filosofía y la cultura

El pensamiento común no solo es un fenómeno social, sino también un tema de interés filosófico y cultural. En filosofía, se ha debatido sobre su validez como forma de conocimiento. Algunos filósofos, como los positivistas, han criticado el pensamiento común por considerarlo una forma de conocimiento no científico, basado en la experiencia cotidiana más que en la razón o la evidencia.

En la cultura, el pensamiento común es una herramienta para la comunicación y la identidad. Las frases que se repiten comúnmente, como la vida es dura, todo el mundo lo hace o si no se puede cambiar, no vale la pena luchar, reflejan una visión compartida del mundo que nos ayuda a conectarnos con los demás.

Aunque no siempre es correcto, el pensamiento común tiene un valor simbólico: nos permite sentirnos parte de una comunidad, compartiendo creencias y prácticas. Es un lenguaje común que facilita la comprensión, aunque a veces también puede ser un obstáculo para el avance intelectual.

¿De dónde proviene el pensamiento común?

El origen del pensamiento común se remonta a la necesidad de los seres humanos de encontrar patrones y explicaciones para el mundo que les rodea. En la prehistoria, las creencias comunes eran esenciales para la supervivencia. Por ejemplo, pensar que los animales que corren rápido son peligrosos o el cielo oscuro significa tormenta eran formas de razonamiento común que ayudaban a tomar decisiones rápidas.

Con el tiempo, estas ideas se fueron transmitiendo oralmente, y con la invención de la escritura, se consolidaron como parte del conocimiento colectivo. Las religiones, por ejemplo, han sido una fuente importante de pensamiento común, ya que muchas de sus enseñanzas se basan en lo que todo el mundo debe creer.

En la actualidad, el pensamiento común se nutre de múltiples fuentes: la educación, los medios de comunicación, la cultura popular y las redes sociales. Cada uno de estos canales contribuye a moldear lo que consideramos obvio o común, lo que refuerza la idea de que el pensamiento común es una construcción social más que una verdad universal.

El pensamiento común y su relación con la ideología

El pensamiento común y la ideología están estrechamente relacionados. Ambos se basan en creencias que son ampliamente aceptadas y que ayudan a justificar ciertos comportamientos o estructuras sociales. La diferencia principal es que la ideología a menudo tiene una base política o filosófica, mientras que el pensamiento común es más informal y no necesariamente está estructurado.

Por ejemplo, la idea de que el trabajo duro conduce al éxito puede ser considerada un pensamiento común que, en realidad, refuerza una ideología individualista. Esta creencia, aunque aparentemente positiva, puede ocultar desigualdades estructurales que no permiten a todos tener las mismas oportunidades.

Otro ejemplo es la creencia de que el gobierno debe ser eficiente y no gastar más de lo necesario, que puede ser un pensamiento común que refuerza una ideología neoliberal. En este caso, el pensamiento común actúa como una herramienta para mantener ciertos sistemas de poder sin ser cuestionado.

Comprender esta relación es clave para cuestionar las estructuras que nos rodean y para evitar que el pensamiento común se convierta en una herramienta de control social.

¿Cómo se forma el pensamiento común?

El pensamiento común se forma a partir de la interacción constante entre individuos y grupos sociales. Se nutre de la experiencia diaria, de la comunicación con otros y de la exposición a los medios de comunicación. Cada persona contribuye al pensamiento común al repetir, validar o cuestionar ciertas creencias.

En la familia, por ejemplo, se transmiten ideas sobre lo que es correcto o incorrecto, lo que se debe hacer o no hacer. Estas ideas, aunque parezcan personales, son en realidad parte de un pensamiento común más amplio que se comparte con otros miembros de la sociedad.

En la escuela, el pensamiento común también se forma a través de las normas y valores que se enseñan. Los profesores, los libros de texto y los compañeros de clase son fuentes importantes de este tipo de razonamiento. En el trabajo, las prácticas y creencias del entorno laboral también influyen en el desarrollo del pensamiento común.

A medida que interactuamos con más personas y entornos, el pensamiento común se va ampliando y adaptándose, reflejando las dinámicas de la sociedad en constante cambio.

Cómo usar el pensamiento común y ejemplos de uso

El pensamiento común puede ser útil en situaciones donde se necesita una decisión rápida o una acción inmediata. Por ejemplo, cuando alguien se tropieza en la calle, es común ayudarlo sin preguntar demasiado, simplemente porque todo el mundo lo haría. Este tipo de comportamiento, aunque no está basado en una reflexión filosófica, refleja un valor compartido por la sociedad.

Otro ejemplo es el uso del pensamiento común en la toma de decisiones políticas. Muchas personas votan según lo que todo el mundo dice, sin investigar profundamente las propuestas de los candidatos. Aunque esto puede ser eficiente, también puede llevar a decisiones no informadas.

En el ámbito profesional, el pensamiento común puede ser útil para resolver conflictos. Por ejemplo, en una reunión de trabajo, es común que se proponga una solución que todos entienden, sin necesidad de detallar todos los pasos técnicos. Esto facilita la comunicación, aunque a veces puede llevar a omisiones importantes.

El pensamiento común y su impacto en la salud mental

El pensamiento común también tiene un impacto significativo en la salud mental. Muchas creencias comunes, como si estás triste es porque no te esfuerzas lo suficiente o los problemas de salud mental se superan solos, pueden llevar a la estigmatización y a la negación de ayuda profesional.

Otra creencia común es que lo que no se puede resolver, no vale la pena luchar, lo cual puede llevar a personas a abandonar sus metas o a no buscar ayuda en momentos críticos. Estas ideas, aunque parezcan inofensivas, pueden tener consecuencias serias en la vida de muchas personas.

Por otro lado, el pensamiento común también puede ser una fuente de apoyo. Frases como todo pasa por algo o lo peor ya pasó pueden ofrecer consuelo a quienes están pasando por dificultades. Sin embargo, es importante recordar que no todas las creencias comunes son adecuadas para cada situación.

El pensamiento común en la era digital

En la era digital, el pensamiento común se ha transformado de forma radical. Las redes sociales, los algoritmos y la difusión masiva de información han hecho que ciertos pensamientos comunes se viralicen de manera exponencial. Por ejemplo, una idea como el gobierno es corrupto puede ser compartida millones de veces, convirtiéndose en una creencia común que afecta a millones de personas.

Otro fenómeno es el echo chamber o habitación de ecos, donde las personas solo reciben información que refuerza sus creencias. Esto refuerza ciertos pensamientos comunes y dificulta el diálogo entre grupos con puntos de vista diferentes.

Aunque la digitalización ha hecho más accesible el pensamiento común, también ha dificultado la crítica y la reflexión. Muchas personas asumen que lo que ven en internet es lo que todo el mundo piensa, sin cuestionar si realmente es representativo o si está manipulado.